sábado, diciembre 3

Convenzámonos mutuamente que lo ficticio que nos rodea es pura y aplastante realidad,
que sin el otro el amor se interrumpe
intentemos idealizar el futuro, aún sabiendo que el final,
aunque a veces boyante, siempre va a ser un desenlace, y este infinito que nos circunscribe,
seduciéndonos ligera pero inexorablemente, es solo un poco más que una farsa,
transmitida y asimilada por años, por gente que elige el perdón como redención y la vida de a dos como exposición de felicidad.