
Me molesta, me molesto yo.
No tengo control, no me puedo controlar ni yo misma, no tengo control sobre mi cuerpo, mi mente, las cosas que hago, las que digo.
Puede sonar muy loco, y tal vez hasta divertido.
Pero puedo jurar que no, que es horrible saber que se está cometiendo un error, y hacerlo igual, y luego volverlo a hacer. Que es horrible estar harto de uno mismo y no saber cómo cambiar.
Ya ni conocerse.
Y si vos no te controlás, si vos no te conocés, si vos no pisas un poco el freno. ¿Quién lo va a hacer por vos? Nadie.
Estoy a la deriva, sin rumbo y sin un muelle cerca. Navegando en la nada. Soñando con un después de esta niebla turbia, y con todas mis esperanzas puestas en un futuro probablemente inexistente.