lunes, julio 13

Esclavos de la libertad .

Si pensáramos en la libertad como la ausencia de obstáculos para nuestra acción como la posibilidad de convertir inmediatamente nuestros deseos e impulsos en actos y concreciones, estaríamos en lo cierto. No seríamos libres. ¿ Y si ocurriera lo contrario ? ¿ Seríamos de veras libres si nada se nos opusiera, si lo deseable fuera siempre posible ? ¿ O seríamos, apenas, esclavos del impulso, del movimiento inconsciente ? No elegimos venir al mundo, no sabemos cuándo nos iremos, no podemos elegir la inmortalidad . ¿ Cómo es esto posible ? El ser humano clama por una respuesta, dice Albert Camus (1913-1960 ) en El mito de Sísifo, y el mundo permanece en silencio . La vida, así, es un absurdo, el absurdo de una pregunta sin respuesta. Pero, sospecha el escritor, periodista y filósofo existencialista, ¿ no habrá una respuesta en nosotros ? ¿ Y no será la expresión de esa respuesta el antídoto del absurdo ? ¿ No será que al elegir una postura ante el absurdo, al actuar, al construir la moral, una ética y una estética, aparecerá el sentido que el absurdo encierra ?
Nuestra mortalidad es nuestro primer condicionamiento. Hay otros : la presencia del prójimo me marca un límite, el mundo físico me marca muchos otros, mi cuerpo me recuerda constantemente nuevas imposibilidades. Y paradójicamente, en la suma de los condicionamientos está el germen de la libertad . Porque ser libre no es carecer de límites y restricciones ( algo ajeno a la esencia misma de la vida ) , sino elevarse desde ellos hasta alcanzar un vuelo propio y responsable . Víktor Frankl ( 1905 - 1997 ) , médico y filósofo, padre de la logoterapia, lo expresa con luminosidad en El principio era el sentido : " El hombre no está libre de circunstancias biológicas, psicológicas y sociológicas, pero siempre es y será libre de adoptar una actitud ante estas condiciones y circunstancias, ya sea resignándose a ellas o ya sea superándolas haciendo uso del poder de obstinación de la mente " . Si todo fuera desear y tener, querer y poder, si nuestra única ley fueran nuestras ganas de vivir, viviríamos vidas carentes de conciencia y de sentido, planas existenccias vegetativas, privadas de desarrollo y transformación . Valoramos la livertad porque la construimos, porque es precioso atributo cuya dimensión comprendemos cuando debemos ejercerla . Solemos comparar el vuelo del pájaro con la libertad . Acaso debamos revisar la metáfora . La clave no está en el vuelo, sino en las alas, y en lo que el pájaro elige hacer con ellas . SIn mortalidad, sin finitud, sin el otro en nuestro horizonte, sin enfermedad, sin accidentes geográficos, sin tiempo y distancia, sin circunstancias históricas o económicas condicionantes, jamás podríamos ejercer el libre albedrío . Este no consiste en la facultad de hacer lo que nos da la gana, sino en la responsabilidad de elegir y actuar ante las circunstancias. Sin ello, perdemos la esencia humana .
Creo que esto es la libertad . Conviene recordarlo en tiempos que se prestan a la confusión, tiempos en los qeu se confunden deseos con derechos y se tiende a pensar que nada hay que hacer para lograr lo que se desea, se necesita y se proyecta . Tiempos en los que la librtad se desprecia porque se la divorcia de la responsabilidad . Somos limitados y condicionados . Por eso somos libres . De la libertad así entendida no podemos escapar . Somos esclavos de ella .


Sergio Sinay .

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