martes, octubre 25

I want to die for an overdose of life
Hay algo adentro mío, que me duele tanto.
No sé qué es, pero mi mente lo maquinea de mil y un maneras, lo representa en vos, en el pasado, en lo que me pasó, en el futuro, en la gente, en los animales, en mí.
Quisiera desenredarlo, desarmarlo de a poco, por mucho que duela o por el tiempo que lleve. Así, poco a poco, voy alcanzando la paz.

El dolor de acostumbrarse

Nunca pensé que iba a poder hacerlo,
Pero me acostumbré a estar sin vos, a no saber nada de tu vida, a no hablar en serio con vos desde hace meses, a saber que estas con otra, a suponer que cada día es con ella con la que querés estar, a saber que la besas, a preguntarme si lo haces como conmigo.
Me acostumbré a intentar buscar amor por otros lados, a estar sola, a no decirle un te amo sincero a nadie por meses, a no sentir amor tampoco, ni nada. Sobre todo, me acostumbré a no sentir nada.
Es esta frialdad la que me atemoriza, por que sé que una parte muy dentro de mí, siente, y mucho. Y le duele sentir, le duele como nunca pensó que podría hacerlo.

martes, octubre 11

Victoria

Amiga, hoy y cada día es que me acuerdo de vos y te extraño.
Me causas esa extraña sensación, que empieza con una sonrisa al recordarte, prosigue con la nostalgia al saber que el tiempo ya paso y no se puede volver, y al fin, un dolor punzante en el pecho y tal vez unas lágrimas al saber que no voy a volver a verte nunca más (y lo terrible que suena eso no es nada comparado con lo que se siente).
Me apuñala por dentro darme cuenta que jamás voy a escuchar tu voz de vuelta, ni cruzarte en algún lado, ni recibir un mensaje tuyo, ni escuchar alguno de tus consejos, o reírnos juntas, o compartir un atado, o ver una peli, o tratar de encontrar algo en tu desordenado placard, o cualquier cosa referida a vos, porque no hay nada que duela más que perder la esperanza.
¿Y qué esperanza puedo tener? Si te fuiste para siempre amiga, y siempre es en este momento la palabra las difícil de tragar.