martes, octubre 11

Victoria

Amiga, hoy y cada día es que me acuerdo de vos y te extraño.
Me causas esa extraña sensación, que empieza con una sonrisa al recordarte, prosigue con la nostalgia al saber que el tiempo ya paso y no se puede volver, y al fin, un dolor punzante en el pecho y tal vez unas lágrimas al saber que no voy a volver a verte nunca más (y lo terrible que suena eso no es nada comparado con lo que se siente).
Me apuñala por dentro darme cuenta que jamás voy a escuchar tu voz de vuelta, ni cruzarte en algún lado, ni recibir un mensaje tuyo, ni escuchar alguno de tus consejos, o reírnos juntas, o compartir un atado, o ver una peli, o tratar de encontrar algo en tu desordenado placard, o cualquier cosa referida a vos, porque no hay nada que duela más que perder la esperanza.
¿Y qué esperanza puedo tener? Si te fuiste para siempre amiga, y siempre es en este momento la palabra las difícil de tragar.

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