jueves, octubre 25

falta

Días de locura y melancolía, el insomnio, noches de putrefacta felicidad, zapatos con barro, deseos incumplidos, paraguas bajo la lluvia, escasez de sueños, silencios eternos, linternas en la oscuridad, furias descontroladas, amaneceres de frenesí, un té, la voz, llantos desconsolados, gritos, amor en cuotas, reticencias de lo divino, vacíos irrecuperables, nuestro pasado, mi presente y tu futuro.
Justo cuando estoy peor, cuando más te necesito, no estás.

cóncavoYconvexo

Ante la más humilde belleza te arrodillás,  amedrentado por la monstruosidad que cargás como cruz y que creés con convicción que reflejando esa hermosura en tu ser, te transformará a vos también (y ese peso se aliviará).
Qué suerte que no llegaste a la humillación ajena del desamor, y a tiempo te diste cuenta que la divinidad no tiene reflejo sino que la hermosura nace en uno, y se expande sólo y cuando hay armonía en el mundo interno y externo (siendo las personas mundos particulares y eternamente distintos). Es por eso que esperar que tu mundo cambie únicamente por acción de otro no va a llevarte más lejos que a una amarga decepción.
(Lo inútil es explicarte que yo no tuve la culpa de que no seas mejor, como yo ya no puedo seguir culpándote a vos por como soy).

martes, octubre 16

Pupilas rebalsantes de amargura y una voz desgarrante de pena.
Nada más me bastó para asegurar que, finalmente, no fue la vida la que te golpeó. Que delatás en todo tu ser un alma monstruosa y hueca. Fría y distante. Y que hasta el mayor de los placeres no puede producirte satisfacción, como un hambriento que jamás se saciará.
Siendo siempre los pies descalzos los que pisan mejor, mas se clavan espinas y se atropellan con piedras.

martes, octubre 9

Alimentando mi mundo interior.

Ese tan extenso.
Que nunca conté.
(En el que me gusta esconderme)

lunes, octubre 8

No conozco el odio, porque nunca lo sentí por nadie más que no sea yo.

(mis)pensamientos

Son como retazos, manchones, sombras difusas en noches con neblina; y la vez son rayos tan claros y precisos, intermitentes: reconfortantes y aterradores. Enredados, pegajosos, casi una masa amorfa, divisible en tantas partes y cada una en tantas otras. Y aparecen cuando quieren y de la manera menos sutil posible, con zapatos de hierro y piso de espejo, con sonrisas macabras. Y se les nota en los ojos el regocijo, por el infortunio de quien las padece. A veces son tan suaves, y frágiles como burbujas, con miedo de avanzar, miran desde un rincón (sabiendo que la oscuridad los puede aplastar).
Pero jamás coherentes y homogéneos.
Qué útiles resultan palabras falsas a egos que las necesitan escuchar. Preferible adoptar como cemento estable y sólido a esa cuerda floja en la que estamos siempre al borde de caer. (Pero si no miramos abajo, cómo vamos a recordar lo frágiles que somos y los segundos regalados que desperdiciamos)
Si por ahorrarte la pena te escatimé en amor fue porque a mí me prohibieron sentir y me dieron dolor.

miércoles, octubre 3

UnDios

Años atrás, hubo algo que quiso que viviera ¿O fue casualidad?
Tendería a esta última opción, porque si algún Dios tomó esa decisión sólo me queda pensar que es un sádico o que se equivocó.
¿Para qué darle vida quién no quiere? Habiendo tantos otros que tanto anhelan un minuto más en este mundo.
No entiendo esos juegos siniestros, pero jamás me inclinaría por la postura de que los hechos son simplemente sucesos al azar, sin ninguna especie de cadena que los una y trágicamente le puede suceder a cualquiera.
Entonces, si hay alguna especie de poder más allá de nuestros ojos, le pido que me muestre algo que valga la pena. De esas cosas en las que la gente piensa al levantarse, los motiva a sacrificarse, a perseverar, les da una razón para reír y para llorar. Porque hasta el dolor puede ser un móvil suficiente.
Pero la indiferencia...
Que el blanco, el negro, el odio, el amor, los amigos, los enemigos, la lluvia, el sol, la sociedad, la soledad, el habla, el silencio, la lectura, la risa, el llanto, el deporte, la ciencia, el día, la noche, los secretos, la familia, la salud, la vida y la muerte, no provoquen emoción alguna: no te muevan un músculo, no te hagan sentir odio, ni rabia, ni amor, ni deseo, ni siquiera el más leve sentimiento. Eso es una condena.

martes, octubre 2

vejez

Y si al final, mi amor, lo único que vale es la escencia, espero que entiendas la diferencia entre ser y aparentar, porque al que quiso en serio nunca se le pudrió el corazón.
Fijate, que de tanto mirarte en el espejo ese reflejo se puede distorsionar.  No amagues, no tiembles: achicate y escuchá, que hasta un silencio puede enseñarte a respetar.