miércoles, octubre 3

UnDios

Años atrás, hubo algo que quiso que viviera ¿O fue casualidad?
Tendería a esta última opción, porque si algún Dios tomó esa decisión sólo me queda pensar que es un sádico o que se equivocó.
¿Para qué darle vida quién no quiere? Habiendo tantos otros que tanto anhelan un minuto más en este mundo.
No entiendo esos juegos siniestros, pero jamás me inclinaría por la postura de que los hechos son simplemente sucesos al azar, sin ninguna especie de cadena que los una y trágicamente le puede suceder a cualquiera.
Entonces, si hay alguna especie de poder más allá de nuestros ojos, le pido que me muestre algo que valga la pena. De esas cosas en las que la gente piensa al levantarse, los motiva a sacrificarse, a perseverar, les da una razón para reír y para llorar. Porque hasta el dolor puede ser un móvil suficiente.
Pero la indiferencia...
Que el blanco, el negro, el odio, el amor, los amigos, los enemigos, la lluvia, el sol, la sociedad, la soledad, el habla, el silencio, la lectura, la risa, el llanto, el deporte, la ciencia, el día, la noche, los secretos, la familia, la salud, la vida y la muerte, no provoquen emoción alguna: no te muevan un músculo, no te hagan sentir odio, ni rabia, ni amor, ni deseo, ni siquiera el más leve sentimiento. Eso es una condena.

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