No importa lo que hagas, o el tiempo que pase, siempre va a estar esa voz repitiendo:
No mereces nada, nada bueno, nada, nada, nada, en toda tu vida.
martes, septiembre 25
domingo, septiembre 16
cuevas
Creí en vos como un ciego que deposita toda su confianza en la vista de un guía, o como un creyente moribundo en su dios, porque siempre fue más fácil creer que ver la realidad, áspera y amarga como siempre lo fue. No te culpo por desilusionarme, como no culpé a Dios por esas tantas veces que me falló (porque al fin aprendí que no existe más que el destino irónico y una cronología ridículamente repetitiva, y culpar a los demás por nuestras fallas solo es prueba nuestra falta de consciencia e inmadurez), pero sí te culpo del frío, la oscuridad y el silencio, porque siempre supe vivir con éstos, como única realidad conocida y aceptada, como el único mundo que supe ver, hasta que me mostraste el calor y nunca jamás me pude olvidar de él, así como de tu voz. Pero nada más cruel que haberme dado un fósforo en mi penumbra y enseñarme la miseria en la que vivía sin saber. Y ahora los recuerdos parecen sueños lejanos, prefiero pensarlos como irreales e inexistentes, porque nunca voy a llegar a salir de mi luctuosa realidad.
IndiferenciA
Qué alma putrefacta y estancada termina por ser aquella que lo único que supo y aprendió es lastimarse y lastimar a los demás. ¿Es que realmente no encontramos más placer que en una herida? Tanto propia como ajena; el dolor que nos unió puede separarnos hasta el punto en el que el querer se transforma en un monstruoso sentimiento voraz de deseo y repleto de contradicciones, tan oscuro y profundo, que es mejor odiarte que necesitarte.
miércoles, septiembre 12
martes, septiembre 11
Mientras la resina putrefacta se acumula bajo tus tobillos, tallando espirales de ciempiés, rezás un adiós inoportuno e inhalas la sangre que alguna vez te dio la paz que creíste tener.
Combatiste contra mil guerreros sedientos y mortificados, viste la amargura en sus ojos y aprovechaste el momento para destrozar el último hilo de vida de quién ya no lo quiere.
Pero ese haz de luz, momentáneo y vagamente existente, te dio tanto para ver y te dejó tan ciego.
Realidades alternas, silencios mezquinos, enredaderas paradójicas, cimientos huecos, religiones sin fe, cielos de cemento, y sobre todo, cadenas.
Cadenas.
Indesatables, indestructibles, religiosas, sociales, económicas, sentimentales, políticas, ambiciosas, restrictivas, profundas, rectas, superficiales, paternales, inseguras, pero nunca reales.
Combatiste contra mil guerreros sedientos y mortificados, viste la amargura en sus ojos y aprovechaste el momento para destrozar el último hilo de vida de quién ya no lo quiere.
Pero ese haz de luz, momentáneo y vagamente existente, te dio tanto para ver y te dejó tan ciego.
Realidades alternas, silencios mezquinos, enredaderas paradójicas, cimientos huecos, religiones sin fe, cielos de cemento, y sobre todo, cadenas.
Cadenas.
Indesatables, indestructibles, religiosas, sociales, económicas, sentimentales, políticas, ambiciosas, restrictivas, profundas, rectas, superficiales, paternales, inseguras, pero nunca reales.
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