miércoles, septiembre 9

mujerárbol

Celebro por aquellos seres inesperados
con sus aún más inesperados actos
que, (y lo que es todavía mejor) inintencionadamente  
nos sacuden de nuestros casilleros, 
de esos refugios que construimos, que poco y nada tienen de refugio.
Celebro y agradezco, por su más simple espontaneidad, por su extrañeza, su inocencia, su desconocimiento total.
Y por sobre todo les agradezco, porque tal vez sin ellos, yo no podría notar cómo las raíces me crecen hacia el cielo y las ramas me dirigen al suelo.

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