No hay nada que deje más constancia de la falla en el ser humano, que su profundo abatimiento por aquello de lo cual no se puede hacer nada. Es frente a su propia incapacidad que se aterroriza, allí donde pierde el control, pierde a su vez la voluntad, y con éstos dos pilares caídos, no le queda más que ser absorbido por la inmensidad.
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