domingo, febrero 28

qué de mí

Me pierdo. Me encuentro. Pero, me encuentro dónde. Qué de mí. Sigo perdiéndome y simultáneamente encontrándome, infinitas veces, en muchas partes. Fraccionada, dislocada, los retazos de mí. Los aúno, intento colegir la forma completa, el reflejo en el espejo, mi yo, mi identidad.
- Esa sos vos.- Dice el espejo.
- No, esto sos vos.- Dice cada objeto etiquetado a tu nombre.
- Yo soy vos.- Dice un eco de acciones pasadas, repitiéndose incesantemente en algún hueco del tiempo, que irremediablemente siempre desemboca en el accionar presente.

Quisiera poder terminar de escribir esto con algún otro argumento más certero que acabe la vana discusión de ecos y objetos parlantes. Hoy no será el día.

1 comentario:

  1. Hola. Soy Yo, El otro. Esa palabra existe! Comprende todas y ninguna. La luz del dia y la oscura noche. La conoces, la niegas, te dejas enredar. Pero es tu sombra que viene por tu luz, gracias a tu luz. Buscamos certeza en la palabra en la imagen de lo conocido, dentro nuestro solo domina el caos. Dejamos de creer en las sombras, en lo desconocido, el misterio, la magia, perdimos el asombro. Los muertos piden ser sepultados para generar la palabra.
    Y el escudo crece, y es la sombra, se agiganta en el dia y es toda en la noche. Solo queda el devenir. La palabra es dicha. Arriba y abajo, El devenir.

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