domingo, abril 4

la nada

No mamá, no soy la hija perfecta que esperabas,
no soy esa linda chica que sonríe hacia la vida,
que ve las cosas positivas,
que tiene muchos amigos,
que le gusta divertirse,
que a pesar de tener problemas y estar triste de vez en cuando siempre ve el vaso medio lleno,
no, no y más no.
No sé cómo explicarte esto, pero no estoy bien. Perdoname si cometo errores, si no puedo entender las consecuencias de mis actos. No me des importancia cuando me veas llorar, cuando me notes cambiada, cuando ya no quiera ni levantarme de la cama, sólo dejame ser, y dejame dejar de ser.
Ya no sé ni lo que quiero, ni lo que busco, por eso es preferible no intentar adentrarme en mis pensamientos (me da miedo lo que pueda hallar allí).
Quiero ser y dejar de ser. Quiero liberarme de mí misma, liberarme de mis miedos, mis prejuicios, mis secretos, mis verdades, mis acciones, mis pensamientos, mis desilusiones, mis altos y bajos, y de mi cuerpo en sí.
Busco, ante todo, algo con lo que llenar ese vacío, ese que cuando estás sola te carcome por dentro, ese que te muestra la realidad fría y cruda cómo es, ese al que no le tiembla el pulso al acusarte de infinitas cosas, ese en el que antes había muchas emociones, y ahora sólo queda la nada, nada y más nada.

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