domingo, abril 4

oscuridad

La nada se expande vertiginosamente, y te lleva con ella, algo de eso te atrae, es una oscuridad seductora y audaz, te encaminas por lugares sin salida, te metes en callejones que no conoces, te pierdes, y no encuentras la salida.
Ya la oscuridad no se presenta tan amable como antes, ahora en cambio, temes al dar cada paso, miras por sobre tu hombro en cada instante, te sientes inseguro y amenazado, nada ves, y nada puedes saber de lo que se esconde detrás.
Doblas en una esquina, tratando de buscar un haz de luz, algún camino que seguir, te adentras más y más, y ya perdiste noción de cuantas vueltas diste.
Te desesperas, no encuentras solución a nada, solo quieres acurrucarte en un rincón, cerrar los ojos bien fuerte y esperar que todo pase. Todo ha sido un sueño, todo ha sido una jugarreta de mi loca imaginación, te confías demasiado en eso. Te sientes en tu casa. Pero luego vuelves a abrir los ojos, y descubres que no hay salida, te metiste en eso y ahora solo queda avanzar hasta encontrar algún final.
La luz se hace desear, se pone histérica y no se decide si dejarte volver.
Y mientras tanto la oscuridad se transforma, juega contigo, te confunde, te sofoca y te encierra.
Ya ninguna esperanza queda, parece que con cada paso que das, más lejos estás.
Gritas, pides ayuda, auxilio, rescate, pero sabes (y eso es lo que te condena) que nadie te oirá.
Poco a poco vas perdiendo tus fuerzas, y la idea de ver la luz ya se hace remota en tu mente.
Te metes por una cortada y atraviesas varias calles, entonces, sin saber si era una trampa más, decides correr tras un un resplandor que ves en la lejanía. Corres, corres, pero la luz también avanza.
Parece como si corrieses en una cinta, sin llegar a ningún lado.
Pero la alcanzas.
Vuelves por fin, triunfante pero temeroso.
La nada dejó una parte de ella adentro tuyo, que de vez en cuando, en los momentos en que estas solo, te vuelve a llamar, quiere que vuelvas, parece agradable y amistosa otra vez..

No hay comentarios:

Publicar un comentario